Se suele utilizar como elemento de seguridad, procesado por tratamientos térmicos o químicos, para aumentar su resistencia en comparación con el vidrio normal. Esto se logra poniendo las superficies exteriores en compresión y las superficies internas en tracción.
Es un tipo de cristal que se somete a un proceso de tratamiento térmico para mejorar su resistencia y seguridad. Este proceso consiste en calentar el vidrio a altas temperaturas y enfriarlo rápidamente, lo que produce una tensión interna en el material. Esta tensión hace que sea más resistente a la rotura y a la deformación, lo que lo hace ideal para usos en donde se requiere una mayor seguridad y durabilidad.
Se fabrica a partir de vidrio plano o curvado, y se puede utilizar en una amplia variedad de aplicaciones, desde la construcción y la decoración de edificios hasta la fabricación de electrodomésticos y dispositivos electrónicos. Algunos de los usos comunes son las ventanas, las puertas, los muebles y los cristales de seguridad.
Existen diferentes tipos en el mercado, que se diferencian por su grosor, transparencia y resistencia. Algunos de los tipos más frecuentes son el templado laminado, el templado reforzado y el templado imprimado.
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